Bueno, empezaré estos escritos, no por el
principio, pues creo que este capítulo no es el primero en el orden de la vida,
pero sí uno de los más conflictivos, sino el más conflictivo para todos. Sí, sin generalizar imperfectamente, para
todos.
De hecho es un tema que me ha dado vueltas en
la cabeza desde hace algún tiempo y me ha hecho darme cuenta de que me gusta
filosofar. Más que eso me ha hecho hacer
un alto para empezar a escribir mis reflexiones filosóficas porque me ha impactados
tanto últimamente que me parece ha distorsionado mi antigua forma de ver y
vivir la vida que tanto me gustaba. Sin
embargo, no quiero seguir dejando pasar mis pensamientos, por lo que trataré de
incluir en mis escritos tanto la que fui, aunque no creo que esa esencia haya
dejado mi ser; la que soy, aunque no me agrade del todo; y la que seré, aunque
signifique que me estoy redefiniendo para vivir en plenitud.
Eso me intriga y lo que me intriga me
impulsa, y lo que me impulsa me rescata del agujero en donde me encuentro.
Sí, encontrar “ese otro especial” pareciera
ser una tarea encomendada por saber ni quien y a la vez una travesía sin mapa
para descubrir un tesoro que ¡no tenemos idea ni qué es!
Exacto, es así de complicado y complejo el
proceso que llegué a pensar en él como un milagro, como ese tipo de cosas que
demuestran que Dios existe porque sucede muy frecuentemente a pesar de lo
difícil que es. Me sorprende tanto a
veces que las personas encuentren pareja porque se tienen que cumplir varias
condiciones:
- Que yo le guste al otro, le atraiga al otro… bueno, tal vez eso no es tan difícil.
- Que a mí me gusto el otro. Allí se aumenta el grado de complejidad de la situación.
- Que coincidamos en el tiempo y en el espacio, y
- Que se den las condiciones necesarias en el medio para poder compartir, convivir, que el contexto lo permita… para bueno ese otro es hijo de la familia enemiga o resulta que se tiene que ir a vivir a algún lugar lejano…
Hacer
coincidir todo esto no puede ser obra de la casualidad, y mantener la relación
son “otros veinte pesos”.
Luego, analizando la dinámica más fríamente,
me puse a pensar que es algo tan común que resulta por dos cosas muy simples:
voluntad y conveniencia. Es más, ¡ni si
quiera se deben de dar las dos juntas!
Una posición extremadamente opuesta, ¿no?
Al analizar este aspecto de la vida se puede
observar que no es algo ajeno, es una faceta plenificante del ser humano ya que
lo hace “ser” para alguien. Lo
importante es aprender a transformar el enamoramiento del amor eros en algo más
constante; es colocar cera a la mecha para que no se consuma vorazmente, sino
que dé luz y calor de forma más prolongada.
Al final creo que lo más importante al tener a ese “otro” al lado es alimentar
día a día el amor mutuo; construir al otro y construirme a mí misma como mejor
persona, porque el amor no se encuentra, el amor se construye. Lo importante de una relación es tener la
capacidad de darse del todo para al mismo tiempo llenarse por dentro y por
fuera, y, procurando también, si debe darse una separación, de hacerla con
madurez para no lastimar ni al otro ni a mi persona y poder seguir adelante con
la satisfacción de lo vivido.
Profundo, ¿verdad? Tal vez por eso es uno de
los temas de conversación por excelencia, es el tema central de infinitas
historias en todos los tiempos y sociedades y ha sido y seguirá siendo la
inspiración de muchas obras en todo tipo de arte tanto porque se dé felizmente
esa conexión o no.
Y a pesar de los desencantos volvemos a caer
en el anhelo de ese otro que sea para mí y sea uno conmigo porque el estado de euforia
que produce es tal que nos lleva un paso afuera de nuestro raciocinio y de
nuestro yo, ¿cierto?
A veces creo que el "Amor" es realmente la única "cosa" que no "me" sirve para algo, pues en el momento que busco me Sirve a mí, deja de ser desinteresado y por tanto pierde su esencia más profunda.
ResponderBorrarGracias por leer y por tu comentario. Tienes razón, el amor está ahí sin necesidad de que lo busquemos. Espero que veas mi artículo de mañana que será más amplio.
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